Si yo alguna vez escribiera mis memorias, las comenzaría con una cita que leí:
“La memoria del hombre no aspira a competir con el historiador, sino con el artista. No pretende reproducir todo lo que ha sucedido, conserva imágenes o las descarta según le parece. Convierte lo grande en pequeño y lo pequeño en grande; no tiene reparos en relegar a un segundo plano lo que nos pareció tan importante, y al revés”.
Pero yo nunca escribiré mis memorias. Serían demasiado aburridas. Tengo muy buena memoria: solo recuerdo las horas felices.
Y la felicidad no tiene historia.
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